Cuando descubres -le pasa a todas las niñas- que estar en el mundo como mujer conllevará una serie de desventajas (menos libertad, riesgo de violencia y abuso, salarios más bajos, mucho trabajo no remunerado) no es extraño que Intento escapar intentando vivir como si fuera un hombre. El feminismo de la segunda ola, en las décadas de 1960 y 1970, fue en gran medida una lucha por la paridad y la igualdad: «neutralizarse» para escapar del desfavor de la diferencia femenina.