En muchas ciudades y municipios la prohibición de los fuegos artificiales está lejos de cumplirse. En Bruselas, un adolescente sufrió una lesión en un ojo y un niño de 7 años resultó herido en una mano, al igual que un guardia municipal. Un hombre incluso perdió una mano. En Amberes se dispararon fuegos artificiales contra un equipo del MUG y contra casas. ¿No es urgente una prohibición total, como quiere el ministro Ben Weyts (N-VA)?
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