Si hay colaboración -y la gente se levanta del escritorio- la inclusión escolar puede funcionar: esto cuenta con el apoyo de padres y profesores comprometidos a hacer que los estudiantes con discapacidad vivan bien. Sin embargo, 40 años después de la ley que los acogió, los problemas persisten. Pero llega una propuesta disruptiva

¿Cómo puede Orban sobrevivir a esto?