En la caricatura de hoy de la Fundación Carolina, una madre amamanta y navega en su teléfono inteligente. Se enfrenta así al cansancio de una tarea diaria que puede resultar poética pero también muy aburrida y agotadora. Podemos entenderlo pero… ¿cuál es el riesgo? ¿Hay alguna alternativa?

La caricatura de esta semana de la columna de la Fundación Carolina es como siempre divertida pero tiene un contenido muy serio: trata sobre reglas y prohibiciones en el mundo digital. Las políticas de las distintas redes sociales y aplicaciones, que oscilan entre los 13 y los 16 años, son regularmente ignoradas, incluso en lo que respecta a la entrega de los primeros teléfonos inteligentes, en muchos casos ahora con menos de diez años. Pero «el límite para la entrada de menores al mundo digital» no se decide por casualidad. «Está vinculado al conocimiento que tenemos hoy sobre la maduración y el desarrollo del cerebro», explica Stefania Manetti, presidenta de la Asociación Cultural de Pediatras (ACP)

La caricatura de Fondazione Carolina de esta semana se centra en el uso de dispositivos para gestionar momentos críticos en la primera infancia. Los llantos cesan, irse a la cama se vuelve más fácil e incluso las comidas transcurren sin problemas. Pero «a nivel científico sabemos con certeza que cuanto más temprana es la exposición, mayor es el riesgo para el desarrollo neurológico», advierte Stefania Manetti, presidenta de la Asociación Cultural de Pediatras.

En este episodio de la columna, la caricatura de la Fundación Carolina aborda el tema de las presuntas capacidades tecnológicas innatas de los niños de hoy («¡Mira cómo manejan el teléfono inteligente!"). Es un cliché: el bebé que voltea fotos en su teléfono no es un pequeño Steve Jobs, simplemente «se siente»." para ver que pasa. Como siempre han hecho los niños.