Otro golpe en Burkina Faso: gobierno disuelto, constitución suspendida

Ha habido un golpe de estado en Burkina Faso por segunda vez este año. El capitán del ejército Ibrahim Traore depuso al jefe del ejército Paul-Henri Damiba, disolvió el gobierno y suspendió la constitución. Lo dijo en un comunicado leído en la televisión nacional el viernes por la noche.

Según Traore, un grupo de militares ha decidido derrocar a Damiba porque no ha podido contener el levantamiento de militantes islamistas en el país. Anunció que cerraría las fronteras indefinidamente y suspendería todas las actividades políticas y sociales.

Los combates estallaron en la capital, Uagadugú, el viernes por la mañana. El gobierno anunció el viernes por la noche que fue el resultado de una “crisis interna” dentro del ejército. Se dice que están en marcha negociaciones para llegar a un acuerdo, dijo un portavoz del gobierno.

Temprano en la mañana, se escucharon fuertes disparos en algunas áreas residenciales de Uagadugú. También hubo una gran explosión cerca del palacio presidencial y disparos alrededor de la sede de la junta militar. Los soldados tomaron posiciones a lo largo de la carretera que conduce al palacio presidencial, bloqueando el acceso a los edificios administrativos y la televisión nacional, que dejó de transmitir durante varias horas.

Damiba se comprometió a restablecer la seguridad

Ahora parece que se ha dado otro golpe de estado. El 24 de enero tomó el poder una junta militar encabezada por el coronel Paul-Henri Sandaogo Damiba. El golpe fue luego bien recibido por la mayoría de los residentes, que estaban hartos de la incapacidad del gobierno del ex presidente Roch Kabore para contener a los militantes islamistas.

Esta semana hubo manifestaciones contra el ejército en ciudades de Burkina Faso. En su primera declaración después de la toma de posesión de enero, Damiba se comprometió a restablecer la seguridad. Sin embargo, los ataques en el empobrecido país de África occidental han empeorado y el ejército está en desorden. Se dice que los partidarios, que todavía apoyaban a Damiba en enero, se sintieron frustrados por la falta de progreso.



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