Koijk habla de ello con fuego. Desde que leyó por primera vez, cuando era pequeño, en 1968, una tira cómica de Olivier B. Bommel y Tom Poes, quedó enganchado. «Los dibujos eran tan hermosos que me enamoré de ellos. Cuando también pude leer los textos, inmediatamente me convertí en fan. La atmósfera, la belleza y el humor refinado, hermosos».
Está escribiendo un libro sobre Marten Toonder y hace un año abrió el museo en Stationstraat. «Y ahora ha llegado el momento de hacer algo especial», ríe el director. «Para esta exposición hemos tomado prestadas obras originales de Toonder, que normalmente no se prestan en el Museo de Literatura». Las obras únicas de Toonder podrán verse en el Museo Bommel y Tom Poes hasta el 25 de noviembre.