Quienes tienen más hijos pagan menos impuestos. En el mar de propuestas que acompañan, como es habitual, la preparación de la maniobra económica, aparece lo que podría calificarse como una especie de inicio del “cociente familiar” que premia a las familias más numerosas. El plan del ministro de Economía, Giancarlo Giorgetti, iría en esta dirección: introducir un límite máximo a las deducciones fiscales en función de los ingresos y del número de hijos. Si la intención del Gobierno es clara, la elección del camino más adecuado debe ser proporcional tanto a la viabilidad práctica de la propuesta como a los costes que conlleva y, por tanto, a la identificación de los recursos pertinentes. Un aspecto decisivo para una maniobra que se mueve dentro de las estrictas limitaciones impuestas por el procedimiento de infracción por déficit excesivo abierto en junio por Bruselas y por las nuevas normas del Pacto de Estabilidad.
Luchando contra la tasa de natalidad
No es la primera vez que Giorgetti plantea la cuestión de reactivar la tasa de natalidad. En 2023, el responsable de Economía había lanzado la propuesta de “no hacer pagar impuestos a las familias con más de dos hijos y construir la maniobra en torno a una idea concreta de cambiar las deducciones fiscales”. El problema es real. La pregunta es si éste es el camino más adecuado. Si se miran las intenciones programáticas del Gobierno, la ambición inicial era otra. El objetivo era introducir el cociente familiar tout court mediante una intervención en el sistema fiscal familiar dividiendo la renta global por el número de sus miembros sobre la base de coeficientes, sin tener en cuenta la composición del patrimonio, como sí lo hace el indicador. de la situación económica equivalente (el ISEE). La introducción del cociente familiar aparece en el programa de gobierno ilustrado el 25 de octubre de hace dos años en el Parlamento por la Primera Ministra Giorgia Meloni: “Para escapar de la edad de hielo demográfica y volver a producir esos años del futuro, ese PIB demográfico que necesitamos. Necesitamos un plan impresionante, económico pero también cultural, para redescubrir la belleza de la paternidad y volver a poner a la familia en el centro de la sociedad. Por tanto, nuestro compromiso, asumido también durante la campaña electoral, es aumentar los importes del subsidio único y universal y ayudar a las parejas jóvenes a obtener una hipoteca para su primera vivienda, trabajando progresivamente hacia la introducción del cociente familiar”. El cálculo debe realizarse teniendo en cuenta los ingresos globales de la familia y el coeficiente que depende del número de miembros, corregido por una escala de equivalencia.
La propuesta en estudio
Se están realizando evaluaciones a nivel técnico y político. De lo que se desprende, la idea sería actuar del lado de algunas deducciones, bonificaciones y deducciones para familias numerosas, como los gastos de educación, comedores escolares o deportes, elevando el techo de gastos deducibles. La operación irá acompañada del subsidio único, que incorpora otros subsidios que se pagan a las familias, entre ellos el bono por bebé, las deducciones por hijos a cargo y los subsidios familiares. El coste de la operación varía en función de la barra que se establezca como tope para las nuevas deducciones y del número de beneficiarios. El “cociente familiar” sigue siendo un objetivo legislativo que actualmente parece difícil de aplicar. La crítica que se ha hecho hasta ahora a la introducción del cociente familiar es que, sin duda, el cónyuge con mayores ingresos tendría las mayores ventajas fiscales. No así el de menores ingresos. El sistema terminaría beneficiando a las familias de altos ingresos, mientras que sería menos conveniente para las de bajos ingresos, así como para las familias de un solo ingreso. Para todas las hipótesis en estudio, es necesario en primer lugar un estudio detallado de los recursos disponibles para financiar los nuevos costes que surgirían.
¿Cómo financiar la operación?
La hipótesis en estudio, que se comprobará durante los trabajos, es la de iniciar esa operación de reducción y racionalización de las exenciones fiscales anunciada varias veces pero que hasta ahora nunca ha despegado. Según los cálculos de la Oficina Presupuestaria del Parlamento, se trataría de intervenir sobre 625 bonificaciones, deducciones y descuentos de diversa índole (que han aumentado con el tiempo) que suponen una reducción de ingresos de 105 mil millones. Además, teniendo en cuenta lo que afirmó a finales de julio el subsecretario de Economía, Federico Freni, al responder en la Comisión de Presupuesto de la Cámara a las preguntas de las diputadas del PD María Cecilia Guerra y Chiara Braga: en línea con lo informado en los cuadros de Según el último informe anual sobre el tema adjunto al Nadef, los gastos fiscales ascienden en realidad a 625, pero se reducen a 412 si se excluyen las partidas consideradas no comprimibles (vivienda, salud, educación, políticas sociales y seguridad social). El problema es que por admisión explícita por parte del Gobierno hay 118 partidas consideradas “no cuantificables, por falta de datos o por las características de la propia medida”. Otros 50, sin embargo, han caducado, y por tanto han agotado o están agotando sus efectos. Por lo tanto, la operación de poda promete ser bastante compleja y los ingresos correspondientes a recuperar -según las primeras simulaciones y sin perjuicio de las deducciones fiscales más importantes que tienen un impacto directo en la atenuación de la progresividad del impuesto- no excederían los mil millones. mientras que la cifra hipotética para todo el paquete de medidas sobre la tasa de natalidad rondaría los 5.000-6.000 millones.