El 14 de octubre de 1984, Preben Elkjaer se lanzó al contraataque, evitó la entrada de Pioli que le dejó descalzo y superó a Tacconi. Fue el inicio de la carrera de Verona que condujo al Scudetto y a la celebración de un artista provincial aún hoy aclamado.
Hace cuarenta años Cenicienta perdió su zapato pero no se desanimó. Así marcó un gol que ha quedado en la historia de nuestro fútbol. Lo marcó descalzo, o mejor dicho: vistiendo sólo los calcetines de esponja, esa esponja grande y áspera que formaba parte de la equipación de la buena futbolista en los años 80. La Cenicienta se llamaba Preben Elkjaer Larsen y nació en Dinamarca -bueno, destino-. y realmente estaba viviendo el cuento de hadas porque jugaba en un equipo -el Hellas Verona- que ese año ganaría el más inesperado de los campeonatos, tan inesperado que nadie -absolutamente nadie en el mundo- podría haber considerado factible la hipótesis. Sin embargo, todo esto sucedió.