“El gabinete y el parlamento han fracasado, la implementación ha actuado ilegalmente y el poder judicial no ha brindado protección a las personas.” En una frase, es la dura conclusión de la comisión de investigación parlamentaria sobre políticas y servicios de fraude. En el informe de la comisión se critica duramente a “los tres poderes del Estado”.
Durante los últimos dos años, el comité llevó a cabo investigaciones sobre la forma en que el gobierno combatió el fraude y las consecuencias que esto tuvo para los ciudadanos. La razón fue el escándalo del subsidio para el cuidado de los hijos, que demostró que los ciudadanos eran víctimas de una legislación y una aplicación estrictas desde hacía años. Muchos encontraron serios problemas financieros.
Dado que en 2020 una comisión de interrogatorio parlamentaria había llegado a conclusiones firmes sobre lo que había salido mal, esta vez la comisión de investigación tuvo que centrarse principalmente en por qué había sucedido esto.
Secuelas del asunto de los beneficios
‘Muchas víctimas piensan: este es un informe más, ¿de qué me sirve?’ – las víctimas responden sobre el informe de la comisión de investigación
Ha comenzado un juicio con un tratamiento más personal del asunto de las prestaciones, en el que las víctimas cuentan sus historias y los expertos en daños calculan el importe de los daños. Las conversaciones son emotivas.
¿Por qué tantos padres beneficiarios siguen esperando dinero y reconocimiento? Las periodistas Yvonne Hofs y Charlotte Huisman lo explican en nuestro podcast.
Ayudó a la gente a la destrucción
Como la dura política de fraude no se limitaba a las prestaciones, el comité también examinó la política en torno a otros regímenes de seguridad social, como las prestaciones.
El comité considera “doloroso” que el sistema de seguridad social, que pretende ayudar a las personas, haya “ayudado a esas mismas personas a la destrucción”. Según el comité, esto se basa en “diferentes patrones” que “todavía no se han roto hasta el día de hoy”.
Uno de estos patrones es que la distinción entre ciudadanos que cometieron fraude conscientemente y ciudadanos que cometieron errores desapareció cada vez más. Esto no sólo sucedió con el subsidio para el cuidado de los hijos, donde las personas que habían proporcionado información incorrecta tuvieron que reembolsar sumas elevadas, sino también con las prestaciones.
Por ejemplo, la Ley de Fraude del gabinete Rutte I introdujo multas elevadas que posteriormente también se impusieron a quienes cometieran un error sin saberlo.
Errores en la legislación y los reglamentos.
Según el comité, la base de los problemas reside principalmente en los sucesivos gabinetes que cometieron “errores y decisiones equivocadas” en los proyectos de ley, su introducción y aplicación. Sentó las bases para “mucha miseria para la gente”.
El comité señala que desde hace veinte años existen errores en la legislación y en los reglamentos que nunca se han solucionado, ni siquiera ahora.
La política de fraude se endureció aún más porque, en tiempos de crisis económica, los políticos no tomaron decisiones claras sobre los recortes y dejaron su implementación a las organizaciones implementadoras, como las autoridades fiscales.
En otras palabras: los funcionarios tuvieron que encontrar una manera de recaudar ellos mismos el dinero necesario. Una de las formas era detectar fraudes y recuperar el dinero pagado indebidamente. Debido al “incentivo perverso” financiero, se buscaron activamente más casos de fraude, “aunque no hubiera ninguno”.
La habitación contribuyó al endurecimiento.
La Cámara de Representantes tampoco queda impune. Según la comisión, el Parlamento “ha fracasado por mayoría en su tarea legislativa y de supervisión”. Por eso la Cámara es “corresponsable”.
El comité enfatiza en el informe que los parlamentarios acordaron “leyes de mala calidad” y que posteriormente no corrigieron los errores de diseño en esas leyes.
Además, los parlamentarios, junto con los periodistas, desempeñaron un “papel impulsor” en el endurecimiento de la política. Por ejemplo, la información sobre el llamado fraude búlgaro en 2013, en el que una organización criminal abusó de las prestaciones, dio lugar a un intenso debate en el Parlamento sobre medidas más estrictas.
El hecho de que el comité mencione tan explícitamente el papel de la Cámara de Representantes es importante a la luz del debate más amplio sobre la política de fraude. Se ha criticado con frecuencia que los parlamentarios habían atacado duramente al gabinete en los últimos años, pero no se atrevían a mirarse en el espejo.
Protección jurídica inadecuada
Según el comité, una de las razones principales por las que la situación injusta pudo persistir durante tanto tiempo se debe a una protección jurídica inadecuada.
Los ciudadanos perjudicados siempre pueden confiar en la ley y presentar un caso. Pero según el comité, el Departamento de Jurisdicción Administrativa del Consejo de Estado ignoró los casos graves. “Aunque ella era consciente de esto”.
Por ello, la comisión aconseja intervenir: a partir de ahora, el Consejo de Estado deberá centrarse exclusivamente en asesorar al Gabinete y al Parlamento en materia legislativa. El departamento de jurisprudencia administrativa debe escindirse y depender del poder judicial. Esto debería poner fin a la “doble función” que ahora tiene el Consejo como asesor legislativo y máximo juez administrativo: el Consejo ahora a menudo tiene que juzgar las consecuencias de leyes sobre las que se asesoró a sí mismo en un principio.
El comité también subraya en el informe que todavía no se ha eliminado la base de la descarrilada política de fraude y que el próximo escándalo “fácilmente podría volver a ocurrir”.
Por ello, el comité recomienda que la Seguridad Social vuelva a distinguir claramente entre errores y fraudes. Además, la asistencia jurídica debe ser más accesible y el comité subraya que los diputados deben cumplir su función legislativa y de supervisión “adecuada y exhaustivamente”.