La gravedad de la actual ola de corona en China es «imposible» de evaluar, admitió el ministro de salud. Desde la relajación repentina, una prueba ya no es obligatoria. Pero Beijing y sus 22 millones de habitantes se han visto particularmente afectados por la ola actual, sin precedentes para China.
En los últimos días, el virus se ha propagado a una velocidad implacable en Beijing. El viceprimer ministro Sun Chunlan habló de un «rápido aumento» en el número de infecciones en la capital. Algunas empresas informan que el 90 por ciento de su personal está infectado.
La semana pasada, el régimen anunció una drástica relajación de las medidas del coronavirus. Por ejemplo, las personas que dan positivo ya no tienen que ir a un centro de cuarentena y se han detenido las pruebas PCR masivas. Como resultado, hay muchas menos personas que se hacen la prueba espontáneamente, lo que significa que la cantidad de infecciones detectadas ha disminuido significativamente y la impresión es que la situación ha mejorado. Por lo tanto, las estadísticas oficiales ya no reflejan la realidad, tuvo que admitir el Ministro de Salud.
Las calles de Beijing permanecen muy tranquilas. Muchos vecinos de la ciudad contagiados se quedan en casa, otros tienen miedo de contagiarse y las empresas tienen dificultades para funcionar por falta de personal.
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