Está bajo fuego, pero de verdad. Ocho explosiones en nueve meses; primero sus llamativas camionetas fueron atacadas; en las últimas semanas su vivienda y local comercial. El fontanero de Vlaardingen, Ron van Uffelen, está completamente desconcertado y cuenta su historia por primera vez. «Soy una víctima, no un sospechoso».
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