Para ocho de cada diez empresas italianas, la inclusión y la igualdad de género son una “prioridad estratégica” alta o muy alta. Los datos surgen de una encuesta que Gidp (Asociación de directores de recursos humanos) realizó entre cien empresas asociadas para testar el grado de conocimiento y sensibilización de los valores de la diversidad y la inclusión. Es una figura que traza el contexto en el que se inserta la difusión de la certificación de la igualdad.
Demos un paso atrás: con el decreto de 29 de abril de 2022, publicado en el Boletín Oficial el pasado 1 de julio, se pone en funcionamiento la certificación de la igualdad, incluida en el Pnrr, dentro de la Misión 5 (cohesión e inclusión, políticas de empleo). Aclaró que solo los certificados de cumplimiento de la práctica de referencia UNI/PdR 125:2022 sobre igualdad de género emitidos bajo acreditación, que llevan la marca UNI y el logotipo del organismo de acreditación (para Italia es Accredia), junto con el nombre del organismo acreditado, son válidos, ¿dónde está el proceso entonces? Los números fotografían una máquina que va a toda velocidad: hay 18 Organismos de certificación acreditados, una veintena de los que se han postulado. Son organismos acreditados, para emitir certificados en igualdad de género, por parte de Accredia, que verifica los requisitos de competencia e imparcialidad, comprobando su mantenimiento en el tiempo.
171 empresas certificadas
En el frente empresarial, hay 171 empresas certificadas por estos organismos (que van desde empresas automotrices como Lamborghini, pasando por la construcción naval con Fincantieri, hasta la editorial con 24 Ore Group, la primera empresa del sector en recibir esta certificación). Un número que casi se ha duplicado respecto a los 92 de principios de diciembre. “Y a estos datos – explica Filippo Trifiletti, director general de Accredia – hay que añadir los de las entidades y empresas que aún no están certificadas, pero cuya solicitud está siendo examinada”.
Las ventajas
La certificación permite acceder a desgravaciones y beneficios fiscales en el ámbito de la contratación. La transición también marca el inicio de una transformación que pretende ser totalmente cultural y estructural, también porque la auditoría se repite todos los años. «Muchas realidades han entendido que el esfuerzo por la certificación es ampliamente recompensado y no solo por los alivios», agrega Trifiletti. “Ciertamente hay una gran atención – subraya Marina Verderajme, presidenta nacional de GIDP – aunque, en muchos casos, todavía faltan las herramientas”. El 47% de las empresas que respondieron a la encuesta declaran que los temas de igualdad de género son relevantes en su cultura de D&I, informa Gidp, pero para el 30% estos problemas existen, pero aún no son relevantes. Del mismo modo, si el 39% de las empresas han introducido medidas para reducir la desigualdad de género de forma bastante significativa, hay un 40% que o no ha puesto en marcha medidas relativas a la desigualdad de género o ha introducido medidas de poca importancia.