En la vigilia de oración “Para morir de esperanza” promovida por Comunidad de Sant’Egidio en la basílica de Santa Maria in Trastevere, presidida por el cardenal Matteo Zuppi, “los 3.170 refugiados que, desde junio de 2022 hasta hoy, han perdido la vida en el Mediterráneo y en las rutas terrestres, tratando de llegar a Europa, en la búsqueda de un futuro mejor”. Zuppi, presidente de la Conferencia Episcopal Italianaevocó “el escándalo y la vergüenza de tanto sufrimiento”, el hecho de no acostumbrarse a él “y convertirlo en motivo y urgencia para optar, para optar finalmente por un sistema de protección y acogida segura para todos, un sistema jurídico porque sólo con la legalidad combatís la ilegalidad, y si no dáis la legalidad os hacéis cómplices, es decir, del lucro criminal de las personas».
«Nunca debemos aceptar que en ninguna ocasión se cuestione la muy humana y responsable ley del mar, regla de humanidad por la que se salva y protege a todo aquel que se encuentra en peligro. Está en peligro. Se salva», fue la advertencia del presidente de la CEI.
«Europa hija de los que sobrevivieron a la guerra»
Según Zuppi, “Europa, hija de los que sobrevivieron a la guerra y que no dejan de escuchar esas voces lejanas de nombres humildes y de quienes nos han dado esta libertad y esta justicia, debe garantizar los derechos que tiene, garantizando flujos que sean corredores humanitarios y corredores de trabajo, corredores universitarios, reagrupaciones familiares que garanticen el futuro y la estabilidad, la adopción de personas que solo buscan a alguien que les brinde confianza y oportunidades”.
“No puedes morir de esperanza”
«¡Y dárselo -subrayó entonces- nos hace encontrarlos! ¡No puedes morir de esperanza! Los que mueren de esperanza nos piden que miremos rápido para que a otros no les pase lo mismo, para encontrar respuestas posibles, dignas de tanto de nuestra historia, conscientes del futuro, de la grandeza de nuestro continente y de nuestra patria”, continuó. Zuppi. “Cómo nos gustaría que se iluminaran corazones en la noche oscura en medio del mar que acogen, esperan, guían – concluyó -. Realmente es la gran oportunidad que no debe perderse y que no debe perderse, de ser quienes somos. Porque es verdaderamente cierto que existe la banalidad del mal pero también la del bien. Y esta celebración nos lo muestra de una manera conmovedora y extraordinariamente humana. Italia, Europa se redescubre gracias a la hospitalidad».