Fugas, escasas opciones de ventilación, falta de sostenibilidad, décadas de espera para nuevas construcciones: no es la primera vez que suena la alarma sobre el alojamiento escolar, ahora a través de una carta abierta al ministro. Según los municipios y los dos consejos escolares más grandes, se necesitan más de mil millones de euros al año, pero el lobby todavía no funciona como se esperaba. “Ya hemos dicho: tal vez deberíamos dejar que los niños lleguen al Malieveld en tractores de juguete”.
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