Volvo Cars decidió el año pasado no seguir desarrollando nuevos motores de combustión. «Los propulsores eléctricos son nuestro futuro y son superiores a los motores de combustión: producen menos ruido, menos vibración, menores costos de mantenimiento y no emiten emisiones», dijo el director ejecutivo Jim Rowan.
Según Volvo Cars, la decisión de abandonar los coches diésel a principios del próximo año muestra «lo rápido que están cambiando tanto la industria automovilística como la demanda de los clientes ante la crisis climática». En 2019, la mayoría de los coches vendidos por Volvo Cars en Europa todavía tenían motor diésel.
El fabricante de automóviles también dispone de una gran planta de producción en Gante.