Una mujer con un cabello fantástico nos contó espontáneamente sobre sus talones agrietados

paulina cornelisse

En una casa de vacaciones vi la televisión alemana. Fue un festín de escenas del crimen mal iluminadas y largos noticieros en los que solo los expertos tenían algo que decir. En Holanda es costumbre desde hace años dejar que ‘el hombre común’ (m/f) hable por cada artículo, por ejemplo sobre el precio de un trozo de queso o sobre la pregunta: ‘¿Conoces Tiktok?’
Me pregunté si la revista alemana aún no había descubierto al hombre común, o si lo habían descubierto, pero ya lo habían dado de baja. Ambos escenarios me parecían posibles.
Luego vino la publicidad. Una mujer con un cabello fantástico nos contó espontáneamente sobre sus talones agrietados. Lo más vergonzoso de sus tacones, confesó, era que hacían un sonido chirriante cuando pasaba los pies sobre las sábanas recién lavadas.
Estaba a solo unas pocas horas de casa, pero estaba en un mundo completamente diferente.



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