En el negocio familiar donde su padre le ofreció un trabajo, un joven de 21 años de Gante era conocido como un inútil. Pero en Dubái, Can B. vivió como un rey, después de que saqueara la cuenta bancaria de la firma de papá y huyera a los emiratos con más de 55.000 euros. Condujo un Lamborghini, visitó prostitutas y comió en uno de los restaurantes más caros del mundo. El padre llevó a su hijo a juicio, que ordenó al joven que devolviera todo.
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