Tanto Putin como Trump han dictaminado que Imane Khelif es un hombre. Pero la deportista argelina no es un hombre ni siquiera trans, es una mujer


Ade mentes frías, podemos intentar decir una palabra lo más objetiva posible sobre la historia de los Juegos Olímpicos: la de yomelena khelif. La pregunta sería sencilla: Imane es una mujer con niveles altos de testosterona.

Imane Khelif, un puñetazo contra la injusticia. Gana oro en boxeo: «Soy mujer»

Ella no fue la única en los Juegos. Ella siempre compitió, hasta que el presidente ruso de la Asociación Internacional de Boxeo, Umar Kremlev, el hombre de Putin como cualquiera en la cima de la burocracia rusa y que no ha sido asesinado, envenenado, encarcelado, la descalificó, en vísperas de la final mundial.

Kremlev alegó que Khelif había hecho trampa en cuanto a su género. El Comité Olímpico lo negó: la descalificación se debió a niveles demasiado altos de testosterona; pero Kremlev nunca reveló los resultados de la prueba fantasma. Así, el COI admitió a Imane en los Juegos.

Aldo Cazzullo (foto de Carlo Furgeri Gilbert).

Lástima que tanto Putin como Trump –no dos transeúntes; -dos de los hombres más poderosos y sin escrúpulos del mundo- han dictaminado que Imane es un hombre. no es verdad; pero a la ideología y al poder de la realidad no les importa. La derecha global –no los liberales, los conservadores, los demócrata cristianos; la nueva derecha radical y soberanista- conectó el relato de Imane con la ceremonia inaugural, que no fue blasfema, pero sí mucho peor: fue fea. Y en cualquier caso no tuvo nada que ver con la historia del boxeo femenino.

Los enemigos declarados de lo que definen como ideología de género han tronadodesde la madre de Harry Potter, JK Rowling, hasta Martina Navratilova. Pero Imane no es trans; ella es una mujer. Si el criterio es la apariencia, la apariencia andrógina, los movimientos masculinos, entonces Martina Navratilova debería haber sido descalificada, porque su apariencia y sus movimientos eran muy diferentes a los de su histórico rival Chris Evert.

El deporte debe definir ciertas reglas, establecer por encima de qué nivel de testosterona (en el atletismo ya se ha identificado) se violan los criterios de equidad, y en los deportes de combate se puede generar un riesgo. Pero La política no debería explotar los Juegos Olímpicos; y más aún la vida de una mujer.

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