Correo no solicitado

Habría preferido morir en la cama de su casa romana. Y había solicitado la ASL para poder hacerlo pero se lo negaron: no dependía de tratamientos de soporte vital, no los suficientes. Así que sólo pudo ver respetados sus deseos autoadministrando la droga letal en una clínica suiza. Con ella, su hijo.