Según Istat, aproximadamente el 50% de los hijos de mujeres víctimas de abusos presencian actos de violencia, mientras que el 10% la sufren. Esto deja en ellos marcas imborrables, que pueden comprometer el desarrollo físico, cognitivo y conductual. De ahí la campaña “La violencia no es un juego”: un mensaje de atención hacia los dramas domésticos ocultos, la otra cara de la violencia contra las mujeres