Superbonus, hoy el gobierno ve empresas y bancos: aquí están las hipótesis sobre la mesa


La voluntad del gobierno es desatar el nudo de los créditos problemáticos de los bonos inmobiliarios, involucrando a todos los interesados. Las hipótesis que están sobre la mesa -titulización o compensación a través de los modelos F24 presentados en el banco- son por el momento sólo peticiones de las distintas partes. Las mesas instaladas en el Palazzo Chigi servirán precisamente para escuchar las necesidades de los distintos actores en el campo y evaluar sus propuestas. A continuación, las elecciones se realizarán teniendo en cuenta los costes y cualquier decisión de Eurostat sobre las finanzas públicas. Con cambios que solo pueden llegar durante la discusión parlamentaria del decreto del Superbono.

todos los involucrados

El puntapié inicial sobre posibles cambios serán los partidos. Estarán las categorías empresariales involucradas pero primero se sentarán en la Sala Verde los sujetos financieros involucrados: la ABI, en representación del sistema bancario; Cdp, como brazo operativo económico pero también por su papel de control de Correos; Sace, que ya ha jugado un papel importante de «garantía» en los préstamos desembolsados ​​para dar oxígeno a las empresas durante la fase de confinamiento. La línea de demarcación de la intervención ya ha sido trazada por el decreto: el cese en la cesión de créditos futuros sirve precisamente para facilitar la enajenación de los pasados. Pero esto no parece ser suficiente para las empresas y los bancos. Es entonces cuando Sace salta al campo y podría reforzar las garantías públicas.

Dos propuestas sobre la mesa

El primero, la titulización, es un instrumento de mercado. El segundo, con la compensación de créditos y deudas fiscales, es un instrumento de hacienda pública. La titulización de créditos es un mecanismo que prevé la identificación de recursos varados, la construcción de ‘paquetes’ de créditos para luego ser vendidos en el mercado con empresas especializadas en vehículos. El problema, en este caso, es el de los tiempos. La hipótesis F24, en cambio, es la que plantean de forma conjunta la ABI y la constructora Ance, que también han pedido al Gobierno que solicite la compra de créditos a empresas públicas controladas por el Estado.

¿Qué predice la hipótesis F24?

En la práctica, los bancos, que ya no pueden comprar nuevos créditos porque se han quedado sin espacio de «disposición» fiscal en los próximos años, podrían cancelar las deudas compensándolas con los montos de los pagos de impuestos realizados por los clientes con los formularios F24 en sus ramas. Evidentemente esto tendría un coste inmediato para el Estado: por ello pesará la discusión abierta con Eurostat sobre cómo contabilizar los gastos relativos al Superbonus y otras bonificaciones inmobiliarias. El anuncio oficial llegará a principios de marzo, pero si la cantidad en juego hasta la fecha (el Gobierno ha hablado de 105.000 millones) se descarga sobre el déficit de 2021 y 2022, se podría abrir un espacio financiero para el año en curso sin penalizando otras intervenciones públicas que lastran el déficit. A partir de 2023, la oficina estadística europea podría, de hecho, pedir que se rindan cuentas de los importes directamente sobre la deuda pública. En este caso, los 15.000 millones de préstamos problemáticos tendrían un impacto menos traumático dado que la montaña de deuda pública italiana alcanza ya los 2.700 millones.



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