A ella le gustan los cracottes y un trozo de manzana, pero Skye Vanden Abeele (5) no conoce la sensación de un caramelo en la boca, una rebanada de pizza o un helado. La niña vive de la alimentación por sonda desde que tenía diez semanas. Tres veces al día, y también por la noche, la comida se le filtra directamente al abdomen a través de un tubo. “Y cuando juega, simplemente lleva su alimentación por sonda en una mochila”.