Servicio comunitario para director de institución de salud por no ofrecer ayuda a un cliente necesitado

El ex director de la antigua institución sanitaria De Brink-Akker en Wijster, de 55 años, no proporcionó en enero de 2018 la atención necesaria a un residente como director. El hombre murió poco después. El juez impuso 120 horas de servicio comunitario al ex conductor de Erica.

El Ministerio Público (OM) acusó a la mujer de haber dejado al hombre en un estado de indefensión como persona y como gerente, por lo que ella era la culpable de la muerte del hombre. El Ministerio Público solicitó una pena de prisión de nueve meses, de los cuales seis meses eran condicionales.

La víctima acababa de salir del hospital. Tenía graves problemas físicos y padecía retraso mental. No podía cuidar de sí mismo adecuadamente y tenía derecho a atención las 24 horas. Esa noche de enero no había personal presente. La exdirectora se posicionó como suplente. Podría recibir una llamada en su teléfono celular.

La mujer no escuchó las múltiples llamadas de emergencia, se había quedado dormida. Además, no contaba con los títulos adecuados para estas tareas asistenciales. En la empresa se sabía desde hacía tiempo que allí no se proporcionaba atención adecuada las 24 horas. La idea de un respaldo surgió de este miembro de la junta.

Eligió ser localizable de forma remota y por teléfono, independientemente de los graves problemas que estaba experimentando el cliente. Ella corrió el riesgo de que el hombre terminara en un estado de indefensión y no fuera ayudado. El hombre finalmente murió de un paro cardíaco.

El juez considera que una institución de residencia tutelada y asistida tiene una gran responsabilidad en el bienestar y la protección de sus residentes. Especialmente cuando se trata de atención las 24 horas del día a personas vulnerables.

El juez considera que esta atención debe concertarse y prestarse en todo momento. Este no ha sido el caso aquí. Y esto ya sucedió antes, en 2016. El mismo residente yació en el suelo con una cadera rota durante cinco horas antes de que sus compañeros lo encontraran.

Después de ese incidente en 2016, el sospechoso, como gerente, no tomó ninguna medida para organizar adecuadamente la atención futura. El juez habló de un «sistema fallido». El juez, a diferencia del Ministerio Público, considera que el sospechoso no actuó a título personal, sino como directivo de la institución sanitaria.

Le juega en contra que el sospechoso haya intentado borrar las llamadas de emergencia tras la muerte de su cliente. Sin embargo, el juez no cree que la mujer deba ir a prisión, seis años después. Mientras tanto, no sólo ha perdido su negocio, sino también su casa. Ya no trabaja en el sector sanitario.



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