Poco importa el color del código asignado al entrar en urgencias: aunque sea blanco o verde -lo que significa una menor gravedad probada en el momento del triage-, pueden producirse agresiones físicas o verbales contra los trabajadores sanitarios, aunque son impredecibles. Sucedió en las últimas 36 horas en Nápoles, con dos episodios que elevan a once el total de violencia desde principios de año en la zona del ASL Napoli 1 y Napoli 2. Y nuevamente en Liguria, en la Galliera. hospital de Génova.
Los últimos casos
En los dos primeros casos, como informa la organización sin ánimo de lucro “Hands off Hippocrates” -que señala con el dedo a “pacientes en plena salud que destruyen las puertas de triaje, pacientes que necesitan tratamiento en urgencias y luego, como por arte de magia, tienen la fuerza para destruir todo lo que les rodea’ – los ataques ocurrieron en el Cto y en Villa Betania en Ponticelli. Abusos verbales y luego la puerta de cristal de la sala de urgencias hecha añicos con invectivas contra médicos, enfermeras y guardias de seguridad. En el tercer caso, tres enfermeras de urgencias del hospital de Génova fueron atacadas por un paciente que esperaba, cansado de hacer cola, lo que provocó la necesaria intervención de la policía. Lamentablemente, nada nuevo: en vísperas del Día Nacional de educación y prevención contra la violencia contra los trabajadores de la salud, que se celebra cada año el 12 de marzo, la tensión es muy alta porque el número de casos sigue aumentando. Quienes lo denuncian son médicos y enfermeras, sindicatos y asociaciones profesionales, pero también los grandes grupos que aseguran a las autoridades sanitarias y hospitales locales y que ahora han centrado la atención en el flagelo de los ataques.
La acusación de los médicos: el NHS desfinanciado en el origen de la violencia
Los ataques a médicos y directivos de atención sanitaria van en aumento y hasta el 81% de la muestra que respondió a un cuestionario presentado por el principal sindicato de médicos del hospital, Anaao Assomed, afirmó haber sido víctima de agresiones físicas o verbales en este mes de Marzo. . En detalle, el 23% reporta agresiones físicas, el 77% verbales y hasta el 75% ha presenciado personalmente agresiones a compañeros. La violencia la comete el paciente en la mitad de los casos (51,3%) mientras que los familiares son responsables del 42,3% de los hechos, especialmente en urgencias. Pero el dato más alarmante – subraya el sindicato – es que hasta el 69% de los trabajadores sanitarios no denuncian al agresor: un elemento “lamentablemente indicativo de una desconfianza generalizada, por ejemplo de que una acción judicial puede conducir en última instancia a resultados concretos”. Los atacados se dan por vencidos principalmente debido a la carga emocional y de tiempo que implica presentar una denuncia, lo que los expondría a costos legales, audiencias judiciales y tal vez nuevas amenazas. Casi todas las agresiones denunciadas requirieron la intervención de la policía, activada en el 26% de los casos y, por tanto, sólo en los casos más graves, que luego derivan en una denuncia ante las autoridades judiciales.
El 73% de los trabajadores sanitarios gestionan la violencia solos o con la ayuda de compañeros.
Se sienten solos: a pesar de la gravedad de la situación, el 48% no tiene idea de si los ataques son identificados como un evento centinela por la ASL/AO. “Una vez más – observan desde Anaao – está claro que el problema es subestimado por la dirección: la ausencia de acciones para proteger a los empleados crea un círculo vicioso de desconfianza que lleva a que las personas no denuncien, ni siquiera dentro de la empresa, porque se considera inútil ‘. ¿De quién es la culpa? El 31,4% de la muestra identifica como principal causa la desfinanciación del Servicio Nacional de Salud, factor que expone al médico, considerado directamente responsable del racionamiento de los servicios. Para el 16,7% las deficiencias organizativas y para el 6,7% la falta de comunicación son los factores desencadenantes. “Es inútil poner excusas – comenta el secretario de Anaao Assomed, Pierino Di Silverio -: necesitamos financiar el NHS, porque los tres mil millones extra de la última ley presupuestaria no son en absoluto suficientes. No basta, por ejemplo, con reforzar los servicios de psiquiatría, con aumentar el número de camas para agudos y crónicos, con reorganizar el territorio, con contratar. Hay que aumentar el personal: para tener más tiempo para comunicarse con los familiares, más tiempo para la atención de los pacientes, menos esperas en la sala de urgencias”.
Alarma para enfermeras especialmente si son mujeres
Las personas más expuestas al público, especialmente en las operaciones de “recepción” y de triaje en la sala de urgencias, pero también en las salas y “guardarropas” de los hospitales, son las enfermeras. De los más de 11.000 casos de violencia comunicados al INAIL como accidentes de trabajo (pero los datos se actualizan con vistas a la Jornada), aproximadamente 5.000 episodios afectan a enfermeras. El 32,3% de los enfermeros (casi 130 mil de un total de 460 mil) declaran haber sufrido algún episodio de violencia verbal y/o física en la última semana y/o en los últimos 12 meses. La mayoría (28,4%) trabaja en el área médica; 27,3% en urgencias y cuidados intensivos. Porcentajes que descienden hasta el 10,9% en la zona. Incluso en este ámbito, la cuestión de género es evidente: el 75,4% de los agredidos son mujeres. En cuanto a las intervenciones aplicadas por las empresas sanitarias también con vistas a la prevención, la mayoría de los enfermeros (54%) afirman que son sólo parcialmente eficaces, mientras que el 30% las califica de ineficaces.