“lLa retórica es pragmática, nos ayuda a conseguir resultados gracias al poder de la palabra. Resultados de todo tipo: un préstamo, un sí de tu ser querido, una campaña de prevención exitosa. Es malo si tenemos un proyecto y no sabemos cómo contarlo.». Flavia Trupia, divulgadora, es autora de ¡Viva la retórica siempre! El superpoder de la palabra (Piemme), además de ser el fundador del sitio. perlaretorica.it.
«El libro esta dividido en dos partes. El primero trata sobre la retórica como persuasión, el segundo como vacuna.. En cuanto a lo primero, ser buenos oradores te ayuda a tener una entrevista de trabajo de la mejor manera posible, a recoger a tu Príncipe Azul, a sustentar tus motivos en la reunión del condominio. La retórica, al contrario de lo que muchos creen, es pragmática”, afirma el autor. El propósito del libro es aprender las estrategias para argumentar bien, porque las personas no “nacen aprendidas”. Un buen orador siempre se prepara bien antes de empezar. Lo importante es recordar llamar a esta habilidad por su nombre, retórica, y no por el más de moda, hablar en público».
El mensaje del libro es que todos podemos convertirnos en oradores, y que no importa si a veces te quedas atascado, es más importante dejar un mensaje, sabiendo dar en el blanco. Algunas sugerencias son las que se siguen, por ejemplo, en las TED Talks: «Concentrar el discurso en una sola tesis: ¿Qué quiero demostrar? Y luego argumentarlo bien.” Los pasos a tener en cuenta son los canónicos, para adaptarlos a la actualidad: inventio, dispositio, elocutio, memoria, actio. Inventio es la búsqueda de la idea y de los argumentos más adecuados para demostrar su valor. Cuando encuentras la respuesta, ya estás a medio camino, dice Trupia, que da ejemplos concretos para cada párrafo. Es importante ser claro, decir las cosas por su nombre, como lo hizo Tiziano Ferro en un monólogo contra los haters profesionales.
La retórica también es una vacuna
Luego hay figuras retóricas que despiertan al público: «Los franceses los llaman truenos en la noche. Cuando Martin Luther King repite 8 veces “Tengo un sueño” utiliza una anáfora, que es precisamente la repetición de una o más palabras al comienzo de una serie de oraciones seguidas. Y el suyo es quizás el discurso más famoso de todos los tiempos”.
En cuanto a la segunda parte del libro, es decir, utilizar la retórica como vacuna, Trupia explica que Conocer la retórica puede ayudarle a evitar ser engañado por comunicadores profesionales, incluidos los políticos.. «La falacia del falso dilema es cuando te obligan a elegir de forma ilógica. Cuando se dice: ayudemos a los migrantes y no al vecino discapacitado, es un falso dilema. Mientras que el de la pendiente resbaladiza es cuando se dice: si acogemos a todos los inmigrantes, todos acabaremos siendo musulmanes, augurando un epílogo dramático cuando no hay pruebas de que eso vaya a suceder. Lo importante es estar atento cuando escuchas determinados discursos.”
Cuidado con el poder de las palabras. Pueden causar daño si no se sabe cómo utilizarlos con pleno conocimiento de causa.
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