En la capital de Italia, coincidiendo con cuando Helsinki y Estocolmo a la vez formalizarán la candidatura para ingresar en la OTAN. La primera ministra finlandesa, Sanna Marin, llega a media mañana para reunirse con Mario Draghi, cuyas posiciones son conocidas en apoyo al punto de inflexión que han dado los dos países para unirse a la Alianza Atlántica. Un bilateral sobre la seguridad en Europa tras la guerra de Ucrania y sobre cómo reducir la dependencia energética rusa, según se comunicó, en realidad con un valor más marcadamente simbólico. Poco después, Enrico Letta y Giuseppe Conte reportarán un apoyo similar y convencido a la elección histórica.
El desembarco al frente del gobierno
Diputada socialdemócrata desde 2015 con una clara huella medioambiental, Sanna Marin se convirtió en primera ministra de Finlandia en diciembre de 2019, en ese momento la jefa de gobierno más joven del mundo y luego superada en Austria por Sebastian Kurz. En las elecciones, el partido de Marin se había impuesto con un programa para superar los años de austeridad y recesión económica. Durante la legislatura, recayó en ella la elección de sustituir al primer ministro (del mismo partido) Antti Rinne, que dimitió en el punto álgido de los conflictos con el principal socio centrista de la coalición.
De las políticas de bienestar a la ecología
Nacida y criada en Helsinki por dos madres, nacida en 1985, con una carrera política que tomó forma en Tampere, una de las treinta ciudades más hipster del mundo. Son conocidas las actitudes del primer ministro frente al diálogo en el frente social. Sus temas favoritos van desde la ecología hasta la educación, el bienestar y la desigualdad de ingresos, con un enfoque en las políticas sociales y el gasto en empleo juvenil. En resumen, una mujer joven a gusto con temas queridos por los millennials. Como parte de la “generación Instagram”, su vida privada también ha sido comunicada al exterior en algunas situaciones. Como durante el embarazo, desde fotos con la barriguita hasta las de amamantando.
El estallido del conflicto regional
La llegada de la guerra a las afueras del país ha dado un rumbo inesperado a la agenda del ejecutivo. Hace unos días, el presidente Sauli Niinistö y la primera ministra Sanna Marin abrieron el camino a la solicitud de entrada en la OTAN con una declaración conjunta. Un desenlace, el de la elección de unirse al bloque, que llegó después de décadas de no alineamiento. “Rusia es nuestro vecino. Tenemos una larga frontera con ellos y vemos cómo se comportan ahora en Ucrania. Es una guerra en Europa que no queríamos que ocurriera, pero lamentablemente lo es ahora. Por lo tanto, obviamente tenemos que plantearnos la pregunta de cómo podemos hacer en Finlandia para evitarlo”, dijo la premier, mostrándose consciente de los posibles contratiempos. “Obviamente hay varios riesgos para los que debemos estar preparados. Las amenazas de Rusia, como los ciberataques, los híbridos, etc., obviamente deben tenerse en cuenta».
El camino a la membresía
Para el sí a Suecia y Finlandia queda el escollo del presidente turco, Recep Tayyip Erdoğan, pero los dos países que, aunque neutrales, ya participaron en ejercicios militares de la OTAN, pueden contar con la dirección de cancillerías pesadas. El presidente estadounidense, Joe Biden, se reunirá con la primera ministra sueca, Magdalena Andersson, y el presidente finlandés, Sauli Niinistö, en la Casa Blanca. Por su parte, el Primer Ministro italiano confirmará el apoyo de Italia al Primer Ministro finlandés, confiando en que la OTAN pueda adoptar una línea unánime sobre la solicitud de ingreso.