Durante 56 días, el déspota del Kremlin Vladimir Putin (69) y sus tropas han estado librando una guerra devastadora en Ucrania. Unos días después de que las tropas rusas lanzaran su gran ofensiva en el este de Ucrania, Putin hizo probar un nuevo misil con capacidad nuclear.
Por Jeanne Plaumann
► Según información rusa, el arma es el nuevo misil balístico intercontinental tipo «Sarmat» (nombre en clave de la OTAN: SS-X-30 Satan 2).
Según el Ministerio de Defensa ruso, el misil fortalecerá enormemente el potencial nuclear de Rusia. Ningún cohete conocido anteriormente puede alcanzar objetivos a una distancia como esta, se dijo oficialmente desde Rusia. El Sarmat tiene una autonomía de 18.000 kilómetros. Esto permitiría a Rusia atacar los polos norte y sur y alcanzar objetivos en todo el mundo.
El tirano del Kremlin, Vladimir Putin (69), que supervisó la prueba del misil, dijo que no habría nada en el mundo que pudiera igualar al misil durante mucho tiempo. El sistema de armas tiene «las mejores propiedades tácticas y técnicas y es capaz de superar todos los medios modernos de defensa antimisiles», dijo el dictador.
“Esta es un arma verdaderamente única que aumentará el potencial de combate de nuestras fuerzas armadas y protegerá de manera confiable la seguridad de Rusia de las amenazas externas.” El misil debería “hacer pensar a los enemigos del Kremlin”.
El misil fue lanzado desde el Cosmódromo de Plesetsk en la región de Arkhangelsk el miércoles por la tarde, dijo el Ministerio de Defensa. Las ojivas no nucleares utilizadas para la prueba impactaron en el sitio de Kura en la península de Kamchatka del Lejano Oriente.
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Rusia puso sus armas nucleares en alerta creciente hace ocho semanas al comienzo de su guerra en Ucrania. El anuncio fue tomado como una amenaza al arsenal nuclear del país.
Según el Departamento de Defensa de los EE. UU., Rusia ha notificado con anticipación a los EE. UU. sobre la prueba de un misil balístico intercontinental. «Estas pruebas son rutinarias y no sorprendieron», dijo el miércoles en Washington el portavoz del Pentágono, John Kirby. La prueba no se ve como una amenaza para Estados Unidos o sus aliados.
