El pago justo será obligatorio para las instituciones culturales que recibirán dinero del gobierno de la infraestructura básica (BIS) a partir de 2025: estas son las instituciones grandes y culturalmente importantes. En términos concretos, esto significa que estas instituciones deben realizar convenios colectivos de tarifas para el pago de los empleados antes del próximo período BIS 2025-2028. Esto se puede hacer en forma de un convenio colectivo de trabajo (para empleados) o una pauta de remuneración para los trabajadores por cuenta propia, escribe el secretario de cultura Gunay Uslu a la Cámara de Representantes en una carta sobre el mercado laboral en el sector cultural.
Las instituciones ahora están obligadas a refrendar el código de Pago Justo, pero si no lo aplican, no habrá consecuencias. “Es importante que el Secretario de Estado asuma la responsabilidad de las instituciones financiadas por el gobierno”, dice el director Sjoerd Feitsma de Platform ACCT, la institución que trabaja para mejorar el mercado laboral en el sector cultural y creativo, incluso mediante la realización de convenios colectivos en (sub)sectores. “Pero otros grandes financistas de la cultura, como los municipios, también deberían fijar esas condiciones de subvención. Espero que la Secretaria de Estado también defienda esto, porque también tiene cierta responsabilidad por todo el sistema”.
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Hace tiempo que se sabe que la posición de los trabajadores del sector cultural es vulnerable; así lo demuestran, entre otras cosas, las investigaciones de la SER y la Consejería de Cultura. Más del 60 por ciento trabaja por cuenta propia y en muchos casos las tarifas o los ingresos son bajos.
También se sabe que pagar bien es caro, por lo que hasta ahora no se ha abordado el problema. Cuando asumió el cargo en 2022, Uslu ya anunció que quería trabajar en la mejora del mercado laboral y puso a disposición 34,1 millones de euros anuales a partir de 2025. Eso por sí solo no será suficiente para pago justo seguir haciendo lo mismo que antes. “La pregunta siempre es si las condiciones financieras previas son suficientes para producir de manera responsable. Si ese no es el caso, la conclusión también debe ser que una actividad no es factible”, escribe Uslu.