Después de los dos tiroteos a principios de mayo, el gobierno lanzó una gran campaña para pedir a la población que entregara las armas y municiones ilegales. Dieciocho personas murieron y 21 resultaron heridas en los tiroteos.
El presidente Aleksandar Vučić anunció el plan de desarme hace dos semanas. Prometió que las personas tendrán un mes para entregar sus armas y municiones ilegales de forma anónima y sin temor a ser procesadas. Las personas en posesión de armas legales que ya no necesitan también pueden transferirlas. También promete “una respuesta más contundente, nuevas medidas y penas severas” por tenencia ilegal de armas.
Según un estudio publicado en 2018 por la ONG suiza Small Arms Survey, Serbia ocupa el tercer lugar en circulación de armas de fuego en todo el mundo, con 39 armas por cada 100 habitantes.