EL resultados del informe «#CONTIGO – Psicología contigo» elaborado por la Fundación Hospital Universitario Agostino Gemelli IRCSS junto con Unicef, destacan datos preocupantes: 1 de cada 7 adolescentes entre 10 y 19 años vive con un trastorno mental diagnosticado.
La salud mental del 39 por ciento de los jóvenes está en riesgo
De las evaluaciones realizadas, el 47% de la muestra registró una condición de Trastorno Específico del Aprendizaje (DSA) relacionado con el trastorno psicológico. Mientras que el 53% restante tenía otras afecciones, incluidos trastornos del neurodesarrollo, trastornos de la nutrición, desorden de déficit de atenciónhiperactividad.
Caminos de apoyo tras el impacto del Covid
El proyecto, que nace con el objetivo de promover cursos de apoyo psicológico para niños en particular afectados por los efectos de la pandemia del Covid-19involucró a más de 1.500 preadolescentes y adolescentes, la mayoría de los cuales ya habían pasado por una evaluación psicodiagnóstica y los demás estaban “en riesgo”.
Salud mental en riesgo, pero hay destellos
Los resultados, como leemos, son bastante dramáticos, pero los destellos son visibles: de hecho, a pesar de que el 39% de los niños acogidos sufren una síntomas afectivos ansioso-depresivos que podría conducir a una psicopatología definitiva, también se subraya, sin embargo, que hay signos alentadores.
De hecho, vamos datos preliminares sobre la eficacia terapéutica es una mierda eso algunos trastornos pueden cambiar de trayectoria y centrarse en el bienestarincluso rápidamente, si se reconoce y trata adecuadamente.
El proyecto: “#CONTIGO – Psicología contigo”
La idea, luego compartida con Unicef, nació luego de observar un aumento exponencial de las solicitudes de ayuda a la Unidad Operativa Simple (UOS) de Psicología Géminis por jóvenes que habían comenzado a cambiar su comportamiento, demostrando actos de autolesión contra ellos mismoso síntomas de depresión y ansiedad social.
Aquí es donde el proyecto dedicado al bienestar y la salud de los niños dirigido a minimizar la medicalización y también la hospitalización con el objetivo de interceptar indicadores de riesgo de forma temprana y formular hipótesis de intervención psicoterapéutica pero también de psicoeducación que involucre tanto a los jóvenes como a los padres.
Escuche y hable más con los niños.
Los chicos a menudo tienen dificultad para expresar el malestar que están experimentandopero para algunos de ellos si se encuentra la interpretación adecuada, si se reactiva la comunicación con la implicación de los padres, y si es posible también de la escuela, los síntomas desaparecen y es posible revertir trayectorias preocupantes, incluso las relativas a los trastornos de la nutrición. Es por esto que como sociedad debemos comprometernos a escucharlos y hablarles cada vez más y mejor.
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