Los fabricantes de juegos holandeses advierten que el talento se va al extranjero y que otros países ganan dinero con nuestros juegos de ordenador porque el gobierno hace muy poco para apoyar su industria. Abogan por nuevos subsidios y un fácil acceso a beneficios fiscales. Sólo así podremos conservar para nuestro país los ingresos del trabajo y del juego.
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