En ninguna parte las hermosas promesas para el nuevo año vinculadas a reflexiones sobre el expediente del gas son tan dolorosas como en Groningen. Sobre todo si provienen de las instituciones responsables del sistema de refuerzo enloquecido. Tras una serie de predecesores que prometían mejoras con palabras tranquilizadoras, ahora es el turno de Regina Bouius-Riemersma, directora general de la Coordinadora Nacional de Groningen, que asumió el cargo hace unos meses.