El discurso desde el trono había terminado. «¡Viva el rey!», gritó el presidente del Senado, Jan-Anthonie Bruijn. Durante los tres vítores que siguieron del público, la cámara se acercó al Príncipe Constantijn y a la Princesa Laurentien. Especialmente con el hermano del rey, el «hurra, hurra, hurra» parecía no resultar convincente. Esto llevó a especulaciones aquí y allá. ¿Había tensión en la línea debido a una posible intervención familiar en las actividades de la princesa Laurentien?
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