La docuserie ‘Telemarketers’ expone a estafadores sin escrúpulos y muestra una generación sin timón


Pat Pespas en ‘Teleoperadores’.

Sam Lipman-Stern abandonó la escuela siendo un adolescente rebelde a los 14 años y acabó en 2001 en la empresa de telemercadeo Civic Development Group (CDG), un nombre que sonaba respetable, sobre todo para encubrir todo tipo de prácticas sucias. CDG, en algún lugar de un edificio mediocre en un polígono industrial de Nueva Jersey, era el colmo absoluto del mercado laboral estadounidense. Se toleraban antecedentes penales, adicciones, problemas de conducta o combinaciones de estos siempre que el empleado cumpliera su objetivo. Y el objetivo era extorsionar a ciudadanos pobres que creían que estaban apoyando organizaciones benéficas, a menudo vinculadas a diferentes fuerzas policiales.

Sobre el Autor
Mark Moorman prescribe de Volkskrant sobre series, fotografía y cultura popular.

E inicialmente una fracción del dinero se destinó, por ejemplo, a cierto fondo para viudas y huérfanos, pero con el tiempo el fraude se volvió más brutal. La regulación laxa en el sector caritativo casi podría compararse con la licencia para imprimir su propio dinero. Mientras tanto, los hombres y una mujer soltera en las estaciones de trabajo sentían que estaban viviendo un estilo de vida de rock ‘n’ roll. También se podría intentar regular a los piratas somalíes, dice un legislador sobre los numerosos intentos fallidos de controlar la industria.

Y, por supuesto, Sam estaba en un callejón sin salida, pero en esta vida completamente confusa, un hilo de ambición comenzó a brillar lentamente. Esto se manifestó inicialmente en un canal de YouTube dedicado a los excesos de oficina autofilmados, en el que todo tipo de drogas con comportamientos afines eran el factor dominante; una especie de versión punk de La oficina. En este conjunto caótico, con el mismo trabajo de cámara, aparece Pat Pespas, una figura frenética, que principalmente tiene a Sam en la foto porque siempre se puede esperar algo. Como aquella vez que hizo un trato en piloto automático a mitad de una sobredosis: Pat era una leyenda.

Sam y Pat se hacen amigos y su tema favorito es el hecho de que llevan a todos esos tipos crédulos que contestan el teléfono al matadero. ¿No podrían exponer este fraude masivo? Su improbable ejemplo es Michael Moore, que se hizo famoso en 1989 con el estilo guerrillero de su primer documental. Roger y yo. Ve a todas partes sin miedo con la cámara grabando, en nombre de la justicia. Es mucho más fácil decirlo que hacerlo.

Por eso sorprende aún más que los dos salgan muy lejos de este caos total, con una perseverancia casi ingenua y una ayuda profesional en la última ronda. Telemercaderes es la mitad de un autorretrato de una generación sin rumbo y la mitad de la revelación prometida sobre una industria completamente desregulada que sigue apareciendo en diferentes formas para embotellar a la gente.

Telemercaderes

★★★★☆

Documental

Serie de tres partes de Adam Bhala Lough y Sam Lipman-Stern

Visto en HBO Max



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