“Inmediatamente después de la introducción de la zona 30, el ayuntamiento instaló radares en todas partes y llamó a la policía para imponer tantas multas por radares como fuera posible”, afirma John Crombez.
Un radar de tráfico siempre debería tener como objetivo aumentar la seguridad vial y no debería estar ahí simplemente para imponer tantas multas como sea posible, responde el instituto de seguridad vial Vias. El instituto no se pronuncia sobre la situación concreta en Ostende. “Esto es local y muy contextual”, afirma el portavoz Stef Willems. “Se debería introducir una zona 30 en los lugares donde hay mucha interacción entre los usuarios vulnerables de la carretera y el tráfico motorizado. Entonces habrá menos accidentes y la calidad del tráfico mejorará, en parte debido a una disminución de los niveles de ruido”.