El barco de la ONG alemana Humanity 1 tiene 179 inmigrantes a bordo, más de un centenar de los cuales son menores de edad, y ha afirmado haber presentado 11 solicitudes a las autoridades maltesas e italianas para obtener permiso para atracar. Once veces se denegó el acceso a un puerto. El barco ha estado flotando en el mar Mediterráneo durante nueve días, esperando un puerto seguro.
En total, tres barcos, además del Humanity 1, los barcos de Médicos Sin Fronteras y Sos Mediterranée, con cerca de mil migrantes a bordo, esperan desde hace días a unas 12 millas frente a la costa sur de Sicilia que les permitan desembarcar.
El gobierno alemán ha emitido una carta oficial solicitando que se ayude a los inmigrantes lo antes posible y que se les permita llegar a un puerto seguro.
Más temprano, el ministro del Interior, Piantedosi, dijo que Italia “no puede hacerse cargo de los migrantes que han sido recogidos del mar por barcos con bandera extranjera y que operan sistemáticamente sin coordinación con las autoridades”.
La primera ministra Giorgia Meloni fue un paso más allá. En una entrevista denunció el uso del derecho marítimo por parte de barcos de ONG. “Si por casualidad te encuentras con un barco en peligro, estás obligado a ayudar a las personas a bordo. Pero si navegas de ida y vuelta entre las costas africana e italiana para trasladar migrantes, estás violando el derecho marítimo y el derecho internacional”.
Durante su primera visita a Bruselas el jueves pasado, la Primera Ministra Meloni dejó claro a sus colegas de la UE que la primera prioridad de Italia es la protección de sus fronteras exteriores. Meloni apoya la línea dura contra la inmigración ilegal.
Mientras tanto, Francia parece estar haciéndose pasar por un pacificador. El ministro del Interior francés, Gérald Darmasin, dijo a la estación de radio francesa BFM que su país está dispuesto a aceptar a algunos de los inmigrantes del barco SOS Mediterrannee. “No debemos dejar a Italia sola con este flujo constante de inmigrantes”.