Información de la empresa extraída de correos electrónicos y chats.


Correos electrónicos y chats interceptados ilegalmente de los que se extrae información, en algunos casos incluso manipulada, con el objetivo de elaborar expedientes o distorsionar el normal funcionamiento de la economía.

La investigación de la Fiscalía de Milán sobre el robo de datos demuestra la permeabilidad – así como de las bases de datos estatales – de los sistemas de comunicación privados utilizados sobre todo por las empresas. Consideremos que el contenido de comunicaciones privadas vía Whatsapp fue exfiltrado de dos periodistas para su uso. Pero los casos son diferentes, como se desprende de otras investigaciones judiciales, una de las cuales está siendo investigada actualmente por la Fiscalía de Roma.

Las investigaciones demuestran la existencia de múltiples “centros de expedientes”, grupos formados a menudo por antiguos agentes de las fuerzas del orden y de los servicios secretos, que ponen sus competencias adquiridas durante décadas a disposición de empresas más o menos jurídicas.

Las informaciones y los datos recogidos se “comercializan” a favor y a petición de una amplia clientela, compuesta en su mayor parte por empresas que pretenden derrotar a la competencia y establecerse en el mercado utilizando instrumentalmente conocimientos “confidenciales” que pueden crear prejuicios. para aquellos operadores económicos que trabajan de forma legal. Entre los usuarios de estos “servicios” también se encuentran algunos despachos de abogados que buscan noticias o documentos secretos para explotar en los procedimientos en los que ejercen sus mandatos de defensa. En varias ocasiones la Policía Postal también identificó accesos a las bandejas de entrada de correo electrónico de despachos profesionales, de donde se extraía información relativa a litigios o contratos millonarios. Material que luego es catalogado y vendido a precios elevados.

Cada vez más, el acceso indebido a las comunicaciones se confía a sistemas de inteligencia artificial, que rastrean correos electrónicos y chats infectados de las empresas con el objetivo de recuperar información. En este sentido, dotarse de herramientas de protección informática adecuadas se ha convertido en un elemento imprescindible para limitar los riesgos. El problema no es sólo la privacidad, sino la manipulación de la tendencia normal de la competencia, tanto en el ámbito económico como en el jurídico.



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