CDicen que hoy la guerra se hace con drones, pilotados a distancia. Una guerra al más alto nivel tecnológico, quirúrgica, se nos dice, capaz de alcanzar ese punto preciso del campo de batalla “sin cometer errores”. Tan aséptico que quienes atacan ni siquiera sienten que están matando. Sin embargo, solo lea las noticias de ¿Qué está pasando en Israel estos días? para entender que este no es el caso. Al menos no así.
Israel – Hamás, la guerra contra los cuerpos de las mujeres
Por qué La guerra es furia primitiva y golpea, hoy como ayer, los cuerpos de las mujeres: capturado, violado, vilipendiado. A través de los cuerpos de sus mujeres es el pueblo enemigo el que se indigna, en un mundo que se basa en el odio heredado, en los abusos mutuos, en la opresión infligida y sufrida durante siglos. Capturar los cuerpos de las mujeres, violarlos, quitárselos: desde los saqueos de Roma hasta la guerra de Ucrania, las mujeres son siempre las primeras víctimas de las guerras. Y lo estamos viendo estos días, en el conflicto palestino-israelí.
Noa, Shani y Doron: las mujeres israelíes en manos de Hamás
Está en manos de los milicianos. Noa Argamani, separada de su novio y secuestrada por dos combatientes en una motocicleta. Estuvo en una fiesta rave en el Negev junto con otros como ella, se convirtió en un botín precioso.
Allí está el joven tatuador alemán. Shani Loukcargado medio desnudo y con las piernas rotas en la camioneta dlos agresores que insultan su cuerpo. En el vídeo grabado por los propios militantes de Hamás y publicado en Internet, un hombre escupe en la cabeza. “Allahu Akbar”, escuchamos, que en árabe significa “Dios es grande”. Gracias a ese vídeo Shani fue reconocida por su madre, Ricarda Louk, como le dijo la mujer a CNN.
Yaffa, 85 años, secuestrada en su kibutz
Y luego hay Yaffa Adar, ochenta y cinco años, sacada de su pueblo. Las imágenes del secuestro la muestran serena y tranquila, con una manta rosa en su regazo. Su nieta Adva Adar contó cómo la señora fundó un kibutz “con sus propias manos”.
También están en manos de hombres armados de Hamás. Doron Asher, con su madre y sus hijas, Raz y Aviv, de 4 y 2 años y medio. El marido geolocalizó el móvil descubriendo que se encuentran en el sur de la Franja de Gaza.
Y hay también Vivian Silver, 74 años, líder del movimiento Las mujeres trabajan por la paz. Una activista israelí-canadiense que vivía en la frontera de Gaza con Israel y que el pasado 23 de septiembre lanzó un llamamiento a las “madres por la paz”. “No hay mejor momento para dar voz a las demandas de las madres israelíes y palestinas para poner fin a nuestro conflicto de décadas”. Ella también acabó en manos de los milicianos.
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