Kevin Reyes Berlín logró participar en los Juegos gracias a la apertura de una pequeña producción cafetalera, liderada por su madre Letizia. Porque los sueños no tienen precio
Vamos a las Olimpiadas, que lindo. Pero en el mundo capitalista no es un viaje barato. Y si tu federación cierra los grifos, hay que soñar con los Juegos en economía. Entonces tenemos que ser inteligentes. Al igual que Kevin Reyes Berlìn, el cuarto saltador mexicano, emparejado con Randal Willars, en la plataforma sincronizada de 10 metros. Madera del día, merece la pena. Veremos cuánto. Después de Tokio 2020, pasó de todo en México: la federación mexicana de natación había expresado su descontento con los resultados, el presidente había sido puesto bajo administración especial y en agosto la beca mensual otorgada a los deportistas clasificados para los Juegos se había reducido de 30 mil a 6 mil pesos (de 1.300 a 250 euros, más o menos). ¿Oh, que estás haciendo? Con el plan de negocios en la mano, Berlín pensó que era mejor no darse por vencido. Quería estar en París con su familia. Una noche se reunieron todos alrededor de una mesa, porque allí es siempre donde se toman las decisiones importantes. “No podemos sentarnos y llorar”. Aún faltaba un año y medio para los Juegos Olímpicos. ¿Qué hacer? Por ejemplo, abrir un negocio, una producción de café. Lo llamaron Olimpiada Café, y aunque Kevin siempre se ha enfocado en entrenar, con la ayuda de su mamá la venta fue un éxito. “Lo hicimos sobre todo para solucionar el problema del día a día”.