“El tiempo se detuvo, pero no tanto como antes”. Así es como Guus Luijters describe el envejecimiento de Tom, aproximadamente entre los 6 y los 10 años. Creció en una cálida familia en Amsterdam-West, poco después de la Segunda Guerra Mundial. La atmósfera de esa época está en la hermosa novela Cómo Tarzán ganó el Tour de Francia tangible, desde el lechero que llama a la puerta hasta un tío que se ‘equivocó’ en la guerra.
Tom es un chico activo y soñador. Le gusta jugar al aire libre y formar clubes. Su fantasía se centra en los próximos Juegos Olímpicos (1952) y el Tour de Francia. Honra al gran ciclista de Ámsterdam Hein van Breenen, apodado Tarzán, con el fanatismo apropiado para su edad. En la fantasía de Tom, su héroe es capaz de más de lo que realmente logra.
Esta novela preadolescente sobre la llegada a la mayoría de edad habla sutilmente sobre una mentalidad abierta infantil, el creciente desencanto con el envejecimiento y la imaginación que da sentido y color a la vida. Tom a veces parece un sobrino nieto de Kees el niño, con sus sueños e imaginación.
Un diamante centelleante, esta historia sobre la alegría de crecer y los dolores de crecimiento y, sobre todo, sobre el valor de la fantasía. Un libro encantador y dulce que se reconcilia con la existencia y, sin embargo, nunca se empapa.
Guus Luijters: Cómo Tarzán ganó el Tour de Francia. Nueva Amsterdam; 175 páginas; 20,99 €.