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El presunto globo espía chino que fue derribado en Estados Unidos a principios de este año utilizaba tecnología estadounidense, según un análisis preliminar del FBI.
El hallazgo de que el globo espía llevaba tecnología de vigilancia estadounidense fue compartido por el FBI con algunos legisladores estadounidenses en marzo, según una persona familiarizada con la situación. El incidente provocó un enfrentamiento diplomático y descarriló los esfuerzos para estabilizar las relaciones entre Washington y Beijing.
El Wall Street Journal y otros medios estadounidenses informaron el jueves que el globo transportaba equipos de vigilancia fabricados en Estados Unidos.
La Casa Blanca y el Pentágono se negaron a comentar. Las autoridades estadounidenses no han hecho público ningún detalle del equipo del globo que fue derribado frente a las costas de Carolina del Sur en febrero.
En una entrevista reciente, Raja Krishnamoorthi, el principal demócrata en el comité de China de la Cámara, le dijo al Financial Times que había revisado la información del FBI sobre el globo, que describió como “revelador”. Los senadores republicanos han instado a la administración a proporcionar un análisis completo de los restos del globo.
China insiste en que el globo estaba realizando una investigación meteorológica y se salió de su curso debido al mal tiempo. Beijing ha criticado la respuesta de Estados Unidos, señalando que los aviones espía estadounidenses vuelan regularmente a lo largo de la costa china, aunque en el espacio aéreo internacional.
Los funcionarios estadounidenses insisten en que el globo, que sobrevoló instalaciones sensibles de misiles nucleares en Montana, se dedicaba a espiar. Dicen que llevaba una gran carga útil, del tamaño de tres autobuses escolares, que incluía equipos de vigilancia y otros equipos para espiar los sitios militares estadounidenses y al mismo tiempo violar el espacio aéreo estadounidense.
El incidente del globo provocó una crisis en la relación entre Estados Unidos y China, que ya estaba en su peor estado desde que los dos países establecieron relaciones diplomáticas en 1979, y provocó que el secretario de Estado, Antony Blinken, cancelara abruptamente una visita a Beijing.
Después de cuatro meses de relaciones tensas, Blinken viajó a Beijing a principios de este mes, convirtiéndose en el primer secretario de Estado en visitar China desde 2018 y el primer miembro del gabinete de EE. UU. en visitar el país en cinco años. Blinken se reunió con el presidente Xi Jinping, además del ministro de Relaciones Exteriores Qin Gang y Wang Yi, el principal diplomático de China.
Blinken y Xi describieron la visita como “constructiva”, pero los esfuerzos para establecer un “piso” en la relación se vieron tensos de inmediato después de que el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, describiera la semana pasada a Xi como un “dictador”.