Feminicidios y huérfanos especiales: el difícil camino de quienes quedan


Fiorenza Sarzanini (foto de Carlo Furgeri Gilbert).

Ylisa: «Yo tenía seis años, mi hermana sólo tenía dieciocho meses. Era un día clásico cuando un padre separado va a la casa de su ex a recoger a sus hijos. Mis padres hacía tiempo que no estaban juntos y él tenía una pareja que yo conocía. Nos metió en el coche y aseguró los asientos para niños. Luego volvió a la casa y recuerdo el ruido. En mi cabeza es como una pesada escalera de metal cayendo, varias veces. Escuché algunos golpes. Ella hizo lo que le hizo a mi madre y a mi abuela, que estaba con ella».

Domingo: «Siempre ha habido violencia, pero siendo niño no te das cuentapiensa que son normales… los platos que salen volando, los moretones, los gritos. Mi madre no denunció a mi padre «para no arruinar su reputación» pero luego decidió divorciarse. Un día nos esperó fuera de la casa y le disparó”.

Elisa y Domenico son huérfanos especiales. Así se definen los hijos de un padre asesinado por el otro. En Italia hay cientos, quizá más de mil. Pero lo que haces por ellos nunca es suficiente.

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En 2018 se aprobó una ley «que protege a los hijos menores y adultos económicamente no autosuficientes que hayan quedado huérfanos “debido a delitos domésticos”». Proporciona «acceso a asistencia jurídica gratuita, la embargo conservador de los bienes del sospechoso a cambio de indemnización por daños y perjuiciosuna indemnización provisional (es decir, una suma de dinero equivalente al 50 por ciento del total que se puede entregar antes de que se establezca la responsabilidad), el derecho a asistencia psicológica gratuita, la posibilidad de cambiar el apellido y acceder a becas y vías de inserción laboral».

También hay una ayuda económica de 300 euros al mes que se concede a quienes los cuidan, a menudo abuelos o tíos.. Sin embargo, lo que falta es un apoyo real para ellos y para lo que queda de su familia. Caminos de recuperación que, ante la tragedia vivida, puedan ayudarles a salir de la oscuridad.

Domenico lo explica perfectamente: «Quiero contar mi historia, quiero trabajar porque es necesario implementar acciones e intervenciones adecuadas para reducir al máximo el devastador impacto negativo del trauma en nosotros, los miembros de la familia.descubrir las necesidades y exigencias reales de los niños y adolescentes víctimas de feminicidio, elaborar recomendaciones y directrices que se difundirán a nivel europeo para abordar el problema de forma eficaz».

Cuando uno de los padres denuncia al otro por violencia doméstica, ¿deben los niños ser puestos bajo tutela? Escríbenos a [email protected]

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