Una amarga derrota para los republicanos. No sólo Kevin McCarthy, el hombre que cayó, está dañado, sino también la oficina.
El hecho de que McCarthy hiciera tantas concesiones a los partidarios de la línea dura en enero ahora se está vengando. Y también que basta un solo oponente para iniciar una moción de censura, como ha ocurrido ahora.
Una lucha interna por el poder sin sucesor a la vista. Ahora, precisamente, cuando el presupuesto provisional expira a mediados de noviembre, una cámara del Congreso no puede actuar.
Caída de McCarthy: “Desastre con anuncio”