Bart De Pauw (54) puede pitar a los millones que exige a la VRT, que paró toda cooperación en pleno #metoo. Su demanda por daños y perjuicios vuelve como un boomerang en su rostro. Porque el tribunal civil ahora tiene que pagar una indemnización al propio locutor público por daños a la reputación y la imagen. “Es una decepción muy grande”.
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