El sospechoso que tenía cantidades récord de ketamina en su cobertizo en Muiderberg finalmente quiere hablar

De Naarder vive en la casa desde hace dos años y medio, pero no está registrado allí. Afirma que no llegó a hacerlo debido a sus problemas físicos. No existe contrato de alquiler y el alquiler se paga en efectivo. Según el propietario de la casa, el cobertizo estaba vacío cuando fue entregado, pero el sospechoso afirma que nunca vio cajas grandes colocadas en el cobertizo.

Los residentes locales dicen que regularmente ven autos de lujo frente a su puerta y también camiones que entran marcha atrás en el camino de entrada. De Naarder dice que tampoco ha visto nada al respecto.

¿Porqué ahora?

Las revelaciones del sospechoso plantean la pregunta de por qué recién ahora ha presentado esto y por qué hasta ahora ha seguido invocando su derecho a guardar silencio. “No esperaba que fuera tan extremo. La redada me sorprendió. Todo sucedió muy rápido”, responde. El juez sigue haciendo preguntas, pero las cosas no quedarán mucho más claras. “Pensé que la investigación demostraría que yo no tenía nada que ver con eso”.

“¿No estás de acuerdo conmigo en que es toda una historia extraña?”, pregunta finalmente uno de los jueces. “Podría haber sido diferente”, responde el sospechoso.

Papel en un mundo violento

Pero el Ministerio Público no comparte la versión del sospechoso. “La declaración de hoy llega muy tarde y, por tanto, ya no puede ser verificada por la policía”, señala el fiscal.

Además, según el Oficial, hay indicios de que los sospechosos sí sabían lo que estaba pasando y habían estado en el cobertizo. En las cajas se encontraron, por ejemplo, herramientas como una motosierra que sólo podía utilizar el propio sospechoso.

Además, en uno de sus dispositivos móviles se encontró una aplicación que utiliza para comunicarse encriptada.

“Se trata de la mayor incautación de ketamina jamás realizada. Detrás de estas drogas se esconde un mundo de violencia. El sospechoso jugó un papel en esta cadena. No quiso explicar nada, por lo que el Ministerio Público supone que el sospechoso sólo actuó con fines de lucro”. “, dijo el oficial.

Por eso el Ministerio Público exige una pena de prisión incondicional de cinco años de prisión, menos la prisión preventiva. Debido al motivo económico del autor, el Ministerio Fiscal también exige una multa de 10.000 euros. Si no paga esto, tendrá que pasar 85 días en prisión.

Cuando el juez pregunta al sospechoso si aún quiere responder en su última palabra, responde lo siguiente: “En realidad no. Tampoco entiendo lo que se dice”.

El juez dictará sentencia en dos semanas.



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