El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, descartó el viernes el acuerdo, que se alcanzó a principios de esta semana con el principal sospechoso de los ataques del 11 de septiembre y otros dos sospechosos. El Pentágono tiene eso avísanos el viernes en una breve nota. Debido a la decisión, la pena de muerte vuelve a ser una opción como posible castigo para Khalid Sheikh Mohammed y sus presuntos cómplices Walid bin Attash y Mustafa al-Hawsawi.
A principios de esta semana, la comisión militar estadounidense, que supervisa los casos de cinco sospechosos de los ataques, anunció un acuerdo con el trío. Determinó que los sospechosos recibirían cadena perpetua a cambio de una declaración de culpabilidad. Austin volvió a eso el viernes por la noche. “Dada la importancia de esta decisión, he determinado que la autoridad para tomar una decisión sobre si aceptar o no los acuerdos de declaración de culpabilidad recae en mí”, dijo el secretario de Defensa.
El acuerdo firmado con los sospechosos no fue bien recibido por varias familias de las cerca de 3.000 víctimas de los ataques, que fueron informadas por carta sobre el acuerdo anterior, según escribe la agencia de noticias AP. Un acuerdo de este tipo descartaría cualquier perspectiva de juicios prolongados y posibles sentencias de muerte, afirmó. El principal sospechoso, Mohammed, es descrito por la justicia estadounidense como el “cerebro” detrás de los ataques en los que aviones secuestrados impactaron contra el World Trade Center, el Pentágono y un campo en Pensilvania.
Lea también
Bahía de Guantánamo:
veinte años fuera del orden legal
La comisión militar estadounidense ha estado celebrando audiencias preliminares desde 2008. Las frecuentes torturas que sufrieron los sospechosos durante su detención por la CIA arrojan serias dudas sobre las pruebas obtenidas.
atención de trauma
El año pasado, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, bloqueó un acuerdo anterior con los sospechosos porque se negó a proporcionar las garantías presidenciales solicitadas que evitarían que los hombres estuvieran en régimen de aislamiento. Tampoco quería darles acceso a atención traumatológica por la tortura que sufrieron.
Las negociaciones con un cuarto sospechoso aún están en curso y la comisión militar consideró que un quinto sospechoso no estaba mentalmente apto para ser juzgado. Se dice que sufrió trastorno de estrés postraumático y psicosis, causados por la tortura y cuatro años de confinamiento solitario bajo custodia de la CIA, antes de ser trasladado al controvertido campo de prisioneros de la Bahía de Guantánamo en Cuba.