El símbolo del campeonato conquistado es orgullo para clubes y aficionados: “olvidarlo” en las fotos de la nueva camiseta es una metedura de pata inexplicable. La fantasía de las estrategias de comunicación no puede ignorar la historia
Era él, el Scudetto, el invitado de honor. A la que dedicar toda la atención. También porque es fruto del extraordinario trabajo de los directivos, de un cuerpo técnico de primer nivel, de un equipo verdaderamente capaz de representar a su gente, entusiasta y orgullosa. En cambio, por alguna razón, alguien olvidó enviar la tarjeta de invitación. Así que la nueva camiseta del Milan, en un ambiente festivo, de merecidas satisfacciones, acabó desatando también el legítimo resentimiento del pueblo rossoneri: todo bien, vale, pero ¿y el Scudetto?
El Scudetto no estaba, vendrá después, porque mientras tanto han mandado en su lugar tres bandas tricolores que bajan de las mangas, pero seguro que no son lo mismo. Y no representan la belleza, el placer, de ese triángulo de tela que siempre ha sido el deseo no demasiado escondido de todo aficionado. Era necesario, y no es una paradoja ni un exceso, partir de ahí, del Scudetto. Y construye la camisa a su alrededor. En cambio, no. Y es extraordinario, casi increíble, que esto suceda en el club que históricamente -con Berlusconi y Galliani- no sólo ha cosechado éxitos y trofeos, sino que siempre ha hecho de la comunicación y el marketing su fuerza indiscutible.
La sensación, no de hoy, es que el nuevo concepto de marketing ha terminado por trastocarlo todo y también la fuerza de la tradición que acompaña al balón. Entonces, y ciertamente no el Milan o el Milan solamente, hasta las camisetas terminaron siendo sacrificadas en el altar de los negocios. Los colores del club, que básicamente representan una bandera, han sido suplantados por las extravagancias más increíbles. Entonces, cuando enciendes el televisor, te cuesta reconocer incluso a tus jugadores: pero esos, vestidos de naranja o amarillo, ¿son realmente nuestros? Creíamos haberlos visto todos, en fin. De románticos o tal vez de futbolistas ingenuos. Pero que la Champions de Italia se presentara sin el Scudetto, eso no es. Ni el aficionado más creativo e imaginativo de este maravilloso deporte podría haberlo imaginado. El escudo en el pecho y, para todos, una camiseta reconocible. ¿Es realmente mucho pedir?
4 de julio de 2022 (cambio 4 de julio de 2022 | 12:45 p. m.)
© REPRODUCCIÓN RESERVADA