Argentina ha estado luchando contra la inflación durante años. Esta cifra asciende ahora al 140 por ciento anual. Los gobiernos anteriores siempre han intentado en vano contener esto mediante controles de cambio y restricciones a las importaciones. El recién elegido presidente Javier Milei, un economista de extrema derecha, anunció «medidas de choque» cuando prestó juramento el domingo pasado.
Estas medidas deberían evitar una hiperinflación «catastrófica», afirmó Caputo. Afirmó que amenazaba con aumentar hasta posiblemente el 15.000 por ciento. «No hay más dinero, tenemos que abandonar nuestra adicción al déficit fiscal», afirmó el ministro. Repitió así lo que Milei había dicho unos días antes en su primer discurso como presidente del país: «El camino del gradualismo nunca ha funcionado. No hay dinero.»
Según Caputo, se transferirá menos dinero a las provincias y se suspenderán las obras públicas. El número de ministerios se reducirá a la mitad. Se están revirtiendo los subsidios a los sectores del transporte y la energía. Sin embargo, el gobierno mantendrá los programas de asistencia social. El gobierno también quiere ver si ciertos programas existentes pueden recibir financiación adicional.
Es probable que inicialmente la población argentina tenga un fuerte impacto negativo en su poder adquisitivo. El cuarenta por ciento ya vive por debajo del umbral de pobreza.