Desde el año pasado, las personas sin hogar del municipio de Alkmaar pueden acudir a uno Refugio las 24 horas en Helderseweg. Con 47 habitaciones privadas, una amplia sala de estar con cocina y varias zonas para sentarse, el municipio esperaba mantener fuera de las calles a todos los que ahora se ven obligados a deambular.
Pero Marcel no quiere saber nada sobre ese lugar. “Me siento encerrado en el refugio. Aquí soy libre de ir a donde quiera. El ayuntamiento y la policía vienen a observar de vez en cuando, pero lo toleran”.
Adicto o agresivo
El municipio afirma que el campamento en tiendas de campaña se tolera, porque “estas personas no tienen otro lugar donde quedarse”. “Estas personas, si están dispuestas a ello, cuentan con el apoyo de los empleados de la Red de Seguridad y del Equipo Asesor del GGD y de los trabajadores de asistencia de Reakt”.
La dnoDoen (fundación para personas sin hogar) también conoce a los cuatro, afirma el director Hil Rabenberg. Tampoco puede decir cuál es la situación exacta de Marcel y los otros tres.
“Hay personas a las que les resulta muy molesto que los atiendan en grupo. No hay nada más. Algunas personas sin hogar no pueden recibir cuidados porque son adictas o muestran un comportamiento peligroso hacia los supervisores y clientes. En tal situación, alguien ya no está Bienvenidos al refugio”, explica.