El irresistible ascenso criminal de una niña nacida en el lugar equivocado en la nueva novela de De Cataldo. Que, una vez más, nos lleva al lado oscuro de Roma.


roma, tiempo de pandemia. Disparidades sociales entre los suburbioscomo el de las Torres, y el centro de la capital están cada vez más separados: el terreno perfecto para la el resurgimiento del inframundo y las peleas de pandillas en torno al mercado de drogas nuevas y viejas. En este panorama, una mujer rubia, de una belleza magnética casi andrógina, es capaz de realizar hazañas mayores que sus sueños, con la protección y el amor traducido de una aristócrata que el destino pone en su camino. Esta es la historia de el sueco (Einaudi), nueva novela (siempre criminal) del escritor -y desde el 1 de junio exmagistrado-, Giancarlo De Cataldo, que a través de la ficción nos introduce en la realidad y nos adentra en las profundidades humanas de un mundo que cae buscando la luz y elige el crimen a falta de otras formas de existir. El estilo está vivo, vive con una jerga de emoción que trae a las palabras los escalofríos, el sudor y el aliento de vida caminando al borde.

Giancarlo De Cataldo (Foto de Roberto Ricciuti / Getty Images).

Este nuevo libro puede considerarse como una continuación ideal de sus éxitos. novela policiaca Y Suburraque también se han convertido en películas y series de televisión?
Estaba trabajando en la serie de Manrico, mi melómano fiscal, cuando en un momento dado me encontré con una noticia sobre nuevas drogas sintéticas y me di cuenta de que tenía que hacer algo con eso, incluso para volver al periodo de la pandemia. De hecho, estaba ocurriendo un nuevo fenómeno en cuanto al inframundo romano, una especie de evolución desde los tiempos de novela policiaca Y Suburra, efectivamente. A esto se sumaba el elemento literario de una anómala historia de amor, a través de un intermediario, entre una borgatara y un príncipe del centro histórico.

Giancarlo De Cataldo, del libanés al sueco

¿Cómo surgió el personaje de esta chica rubia, “Sharo”, luego para todos el “Sueco”?
Él la inspiró de un encuentro. Estaba rodando en los patios de Villa Valmarana, en Vicenza, cuando entre los turistas vi a una chica alta, rubia, delgada, andrógina, y me llamó la atención. Me preguntaba qué sería de ella si, en lugar de ser una chica de origen refinado del norte de Europa, fuera una burguesa nacida en el lugar equivocado y quisiera cambiar su vida.

Dada su doble mirada sobre esta realidad del inframundo como autor y, durante mucho tiempo, como magistrado: ¿es la realidad la que inspira la literatura, o puede darse también el proceso contrario?
La corte me dio la oportunidad de mirar los tipos humanos. El estrés del juicio exprime la esencia de la persona, esta es una mirada que encontramos también en Balzac, en Dostoievski que era un apasionado espectador de juicios, en Tolstoi, que había sido incluso un juez popular. Es cierto, entonces, que hay influencias recíprocas: la metáfora literaria, o de ficción en general, influye en la conducta de todos y también de los delincuentes.

El sueco de Giancarlo De Cataldo Einaudi pagg.  240, 18€.

El Sueco de Giancarlo De Cataldo, Einaudi, págs. 240, 18€.

¿Y la literatura puede contribuir a la justicia?
No creo en la función ética de la literatura, más bien defiendo su autonomía. Las narraciones sirven para crear mitos y para contarlos. El ser humano no puede vivir sin mitos.

Sus personajes están muy vivos, y aun cuando son malos parecen ser perseguidos por su afecto y despertarlo. ¿Es eso así?
Sigo la lección dostoievskiana y pongo una parte de mí en todos los personajes. Los dibujo en redondo, incluso los secundarios. Además, pertenezco a la generación que vio un gran ascensor social en la década de 1960 que permitió mejoras de clase y avances en la educación para todos. Ahora este ascensor se ha detenido trágicamente. A todos nos ha engañado el concepto de meritocracia: pero no hay meritocracia sin oportunidades ofrecidas a todos, y aquí en cambio las oportunidades se reducen peligrosamente. Entonces, en determinados contextos, el delito se convierte en el único factor de ascensión económica y social. Es doloroso decir esto, pero es así. Mi afecto no es por los delincuentes por lo tanto, pero trato de resaltar la raíz humana detrás del acto criminal, no prejuzgo.

El inframundo según Giancarlo De Cataldo

¿Era así incluso como magistrado?
Siempre he tratado de conocer a las personas a las que juzgo y así debe ser.

Desde la pandilla Magliana hasta hoy, ¿cómo ha evolucionado el inframundo?
En el periodo de la Magliana hubo una organización que dominó, luego se volvió a los acuerdos entre familias de ‘dragheta, camorra, mafias propias e importadas. Cuando hay calma entre estos grupos, queda una paz aparente, cuando un grupo intenta tomar el relevo, entonces surgen peleas, y se ve por qué hay muertos. Entre los elementos adversos al inframundo hay una vida civil armoniosa, mientras que cuando hay penurias sociales, como ahora, el inframundo aumenta. La delincuencia ofrece un modelo muy simple: ofrece una esperanza que el Estado no da.

En el libro, el amor indirecto entre el príncipe y el sueco crea un puente entre los niveles sociales.
Con este extraño amor quería aludir a que una élite suburbana y una élite del centro pueden sentarse a una mesa y ponerse de acuerdo. Ambos ganan con ello, incluso la parte rica, ya que puede ganar vitalidad con la capa popular.

Su lenguaje es muy vital, ¿cómo se forma?
Mi maestro de romanesco -soy de Tarento- fue mi carnicero, le he dedicado novela policiaca. Y luego mi hijo, de nombre artístico Gabriele Deca, que me rejuveneció cierta charla: suyas son las líneas “trampa” que abren algunos capítulos.

Aquí acaba la historia del sueco, casi un final feliz, ¿o seguirá?
La historia termina con dos niños que parten de Calabria con una misión. Veremos…

iO Donna © REPRODUCCIÓN RESERVADA



ttn-es-13